lunes, 28 de septiembre de 2009

LA MAGIA DEL TURISMO

Sin querer convertir este blog en un debate político, este verano leía un artículo firmado por Miguel Sebastián, ministro de Industria, Turismo y Comercio, con el sugerente título de “Un horizonte de futuro para el turismo”. Comenzaba mostrando la grandiosidad e importancia del sector en el PIB, el 11% y como ha comprometido el Gobierno una inversión superior a los 1.000 millones de euros reflejada en el Plan de Turismo Horizonte 2020. Se parte de lo que hemos estado escuchando en todos los telediarios este verano cuando referían la crisis al sector y a las necesidades para seguir siendo competitivos en turismo de sol y playa: “mejorar la calidad de las infraestructuras, bla, bla, bla”.


Aparece la palabra “innovar”. Otra palabra clave en los últimos años, para solucionar los males de las empresas. Seguro que muchos siquiatras han incorporado también esta palabra en la comunicación con sus pacientes. Para vencer la depresión que mejor que innovar. “Apostar por una oferta diversificada y vanguardista hacia el turismo cultural, gastronómico, científico y de naturaleza”. Totalmente de acuerdo señor ministro, yo soy un apasionado de innovar. El contenido del artículo, como estrategia que es obviamente lo que un ministro debe trazar, creo que cumple con un enfoque profesional. Mis dudas vienen, cuando el Plan Estratégico del Presidente de la empresa, se debe transformar en acciones concretas para los distintos departamentos. Estos departamentos se disgregan por Comunidades Autónomas, para que cada una pueda adaptarlas a su idiosincrasia. Estas Comunidades, se disgregan a su vez en provincias, mancomunidades, municipios, personas, y estas en empresarios, funcionarios, asalariados y desgraciadamente parados.


¿Estas personas pertenecen a la empresa ó son clientes?


La gestión de los recursos destinados al turismo debe partir de un planteamiento empresarial ; inversión = objetivos. Para cada unidad con capacidad para decidir el futuro de los fondos, deben existir los distintos departamentos de una empresa. Ello no significa sobredimensionar la carga de personal, ello significa, estudiar, investigar, planificar y tomar decisiones en base a “conocimiento” respaldado por ciencia. Ahora, mas que nunca, cuando estamos viendo como muchas empresas no superan la crisis por haberse guiado por la intuición, por no haber estudiado las tendencias de futuro. Si la persona que decide la aplicación de los fondos es Steve Jobs y se guía por la intuición, no me importa montarme en su barco. Si la persona es alguien que no ve la importancia del marketing en una inversión casi siempre bastante generosa, seguro que no cumple los objetivos.


Lo institucional no debe estar reñido con la consecución de objetivos cuantificables y medibles. Lo contrario, es justificar una mala gestión.