domingo, 6 de mayo de 2012

El modelo se rompe

Unos artículos atrás, hablaba de la adecuación del estado a las nuevas necesidades de racionalidad. Hoy leo la banca rota de las Autonomías e intento adivinar si tanta medida de ajuste no contribuirá solo a alargar la vida del enfermo.

Este cambio veloz y traumático que estamos viviendo, nos supera como nos han superado las nuevas tecnologías. Hemos adaptado nuestros hogares de clase media a clase sobreviviente. Nuestras empresas, de el sky line de Nueva York al apartamento sin alquilar que compramos en la voragine. Nuestra nevera, del delicatessen en novedades lácteas al vaso de leche. Nuestro desayuno, de mil y un cereal con compuesto propio de astronauta a las magdalenas.

Y somos igual de felices.

Tan solo hay pequeñas cosas imposibles de adaptar: las cuotas de los préstamos de los bancos y la desproporcionada subida de los costes variables. Esto no se ha adaptado a los tiempos actuales actuando como un nudo corredizo en nuestra economía. Y si de lo que se trata es precisamente de ajustar los costes para reflotar el mercado, con la soga al cuello, difícilmente podremos pensar en algo + que no sea subsistir.


lunes, 12 de marzo de 2012

QUIÉN ME ROBÓ MI TARGET?

De pronto, muchas empresas se dan cuenta de la falta de público potencial para su modelo de negocio actual. No entendemos donde se han metido, miramos debajo de las camas, cómo han desaparecido tan rápido?

La polarización del mercado, ya anunciada por distintos gürus, es el presente. Cuantas PYMES en España tienen su modelo de negocio enfocado al segmento intermedio? Encontrar un cliente es como encontrar el tesoro del Odyssey. Llegados a este punto cabe preguntarnos si tenemos una campaña real de captación de nuevos clientes. Si el mercado se ha polarizado, en una ciudad pequeña encontramos el segmento bajo, pero un número demasiado mínimo quizás de segmento alto. En una ciudad mayor, el segmento intermedio es su cinturón,

Pues ponte a buscarlo y cambia el modelo de negocio si es necesario antes de que sea demasiado tarde.

viernes, 13 de enero de 2012

MINI EMPLEOS Y CALDO DE PATATAS

En esta vorágine de ideas milagrosas para ayudar a paliar la crisis económica, aparece constantemente el término "mini empleo" casi siempre referido al modelo alemán. En síntesis; poder contratar personal durante unas horas al día o temporalmente, por un sueldo en función de estas horas con una baja carga de costes sociales. Ejemplo; contratamos a una persona dos horas y media al día por 300€ con un coste social de 100€ = 400€ /mes.

Las críticas han llegado inmediatamente a la mediatización de esta posible solución: empleo precario, empleo sin dignidad, etc.

El mercado ha cambiado; ni los clientes llegan fácilmente, ni el margen comercial es el mismo, ni el porcentaje de impagos es ínfimo, etc. Si estamos ante un cambio de época donde todas las estructuras están cambiando, por qué no van a cambiar los modelos de contratación? Cuantos pequeños empresarios no pueden contratar a alguien a media jornada por lo desbocado de los costes sociales, y si podrían contratar a una persona mini empleada? Cuantos jóvenes en el paro no entrarían en empresas con la formula del mini empleo? Alguien se acuerda de los aprendices? Es más digno estar tomando el sol y viendo un futuro negro como el betún?

El mini empleo, bien entendido y bien regulado, puede ser una cantera de autoempleo. Aunque en un principio se trabaja por cuenta ajena, el "saber hacer" aprendido, puede ser vendido a otras empresas en el horario restante. A mi me gustaría tener un Community Manager en ruso para potenciar ese mercado, pero solo lo necesito una hora al día. Igual me pasa con un profesor de inglés para mis hijos y lo tienen. Creo en el "mini empleo" también como formula de sacar a la luz la economía sumergida. Al final, si se cotiza menos pero más gente la suma es la misma.

Nos hemos acostumbrado a comer solomillo todos los días y parece "de menos" comer un caldo de patatas. Igual tendríamos que poner los pies en el suelo, mirar nuestro entorno y nuestra cartera.